Aniversario nómada

Marta Serrano
3 min readJul 4, 2022

Acabo de darme cuenta que hace exactamente un año que llegamos a España, un año que nos volvimos nómadas y dejamos de tener una cama de referencia, un lugar donde volver después de la aventura. En este año hemos vivido en 4 países, recorrido 7500km en nuestra furgoneta, otros tantos en coche, cogido 5 aviones, adoptado una perrita y dormido en más de 40 camas diferentes.

El mejor resumen de esta experiencia viaje es cansadas pero contentas.

Hay muchas cosas que no han salido como queríamos, momentos muy difíciles para ambas tanto a nivel individual como de pareja, instantes de “¿qué carajo estamos haciendo?” y otros de “¿por qué no hicimos esto antes?”.

Nos preguntan qué ha sido lo mejor del viaje y la única respuesta posible es el viaje en sí mismo.

Afortunadamente, gracias a este blog discontinuado, tenemos el viaje bastante documentado y podemos tirar de archivo cuando nos falla la memoria, pero hace 4 meses que subí el último post a este blog. Cuando dejo de escribir no suele ser buena señal. Siempre digo que escribir me ordena, me ayuda a escucharme, a entenderme… Este blog lo hago por mí, me da igual si alguien lo lee, aunque me gusta pensar que sí y me encanta cuando alguien me dice que se ha sentido identificada con tal o cual parte. volver a escribir suele ser buena señal, así que aquí estoy, aferrándome a este impulso que me ha agarrado hoy.

Desde esa última entrada, como te podrás imaginar, han pasado muchas cosas. Ese día estaba recién llegada a Santiago, quedaban 2 meses allí y mes y medio en Argentina antes de volver a pasar el verano a España, desde donde estoy escribiendo ahora mismo.

Pasó que nos pillamos el covid de una manera absurda que a mí me enfadó mucho y que a mí me pegó bastante fuerte. Durante dos semanas me dolía el cuerpo por dentro, como si tuviera mineros diminutos pico y pala contra mis huesos; estaba muy cansada, sin energía para nada. Y todavía hoy me dan ganas de llorar cada vez que al lavarme el pelo veo cómo se me cae en cantidades industriales.

El covid fue un punto de inflexión muy fuerte para mí.

Pasó también que decidí cambiar de proyecto, en lugar de seguir colaborando con X de manera autónoma-indefinida decidí cambiar de aires y coger 2 proyectos con Y, ambos me permitían darle continuidad a proyectos del año pasado. Uno fue un éxito, presenté el resultado final la semana pasada; el otro empezó con fuerza pero se frenó en seco. El proyecto fue genial y estoy contenta con el resultado, pero a veces me pregunto si me salió el tiro por la culata, porque el plan de volver a X no ha prosperado. Tampoco sé si es lo que quiero, a mí me encanta mi trabajo y, honestamente, se me da bien hacerlo, a menudo me siento… ¿radiante? ¿brillante? ¿siendo muy buena? Pero en X nunca me pasó. En fin, que me voy por las ramas

En este tiempo hemos vivido en 5 casas diferentes, 2 en Santiago de Chile: la caja de cerillas, un estudio de 15m2 a pie de calle en Providencia y la torre la basura, un loft en el piso 24 en el centro de Santiago; un depa muy acogedor en Palermo y la casa bonita de la vieja insoportable en San Telmo; y ahora en Terrer, con mis padres. Te puedes imaginar que 5 casas en 4 meses es agotador, igual que 40 camas en un año.

Esta entrada debería ser una recordatorio bonito, una celebración del viaje que hemos hecho, pero estamos cansadas y en Terrer, yo lo único que puedo hacer es dormir.

--

--

Marta Serrano

La vida es inexplicable. Para alguien como yo, eso es tremendamente irritante. Escribo para entender aunque a veces sea en vano. Ko-fi.com/diariosnomadas